jueves, 8 de septiembre de 2011

Pobres niños ricos

 Algún día en nuestra vida nos toca encontrarnos con malas personas. Personas que no creíamos que pudiesen existir. Gente que no imaginabamos que pudiesen ser tan viles. Mas increíble resulta que estas personas formen parte de nuestra realidad, de nuestro entorno, de nuestra familia. Tal vez no tenga nada de extraño, es decir, Videla también tenia una familia.
  El tema, es que mas allá de lo que extrañe, la traición de un familiar sanguineo es absolutamente deseperanzador. ¿En quien se puede confiar a partir de esto?
Aceces me pongo a pensar en una frase que dice una amiga: "Dios pone a cada quien en el lugar que lo tiene que poner, en el momento que lo tiene que poner". Y en este momento, esa persona esta en ese lugar. Pero eso no hace sentir mejor a nadie. Cagarlo a trompadas talvez lo haria sentirse mejor a uno mismo. Pero si lo pensamos, ese sentimiento nos da placer unos instantes y despúes nos damos cuenta de que no fue justicia lo que hicimos, simplemente se trato de venganza. Y esto es así por que no es una capacidad humana el hacer justicia. Una vez que se corrompe la justica, osea el estado natural de las cosas, solo nos queda la venganza ya que no existe manera imaginable de volver al estado natural de las cosas.
 ¿Cuanto dinero vale el hecho de no volver a ver a alguien con quien te une el amor mas profundo? Muchos tendrian un numero para dar como respuesta, muchos obtendrán esa suma y serán felices por un tiempo al menos. Pero los impuestos que la vida les cobrara, seran siempre mas caros que el dinero obtenido.
 Algún dia, quizas antes de que sea tarde, se daran cuenta que desperdiciaron su amor en espejitos de colores. Y será un hijo de puta el que lo dijo, pero realmente, !Pobres niños ricos!

1 comentario:

Tamara dijo...

a veces, despues de la impotencia de no poder hacer nada, te das cuenta que vale la pena alejarse y que no siempre lo sanguineo tiene tanto valor...muy bueno tu blog y he leido...la vuelta a tu blog...me paso en otro momento un gusto