domingo, 7 de febrero de 2010

Tercera parte Fabiola.


Nuestra heroina, Fabiola abrio la puerta de su departamento, llego a eso de las 10 de la noche. Un horario muy tardio para volver, ya que luego de Nestor la iba a estar esperando un señor que habia pagado 1 mes por adelantado. Fabiola, demoro su llegada por miedo a la ira de Rosa, Y por esto, entro adosada a otro cliente que habia levantado en la puerta de calle. Grande fue su sorpresa al encontrar al cliente posterior a Nestor, esperandola sentado en una silla con una terrible cara de panico. Fabiola penso que ya se habria aburrido de esperar y se habria ido. Pero no, aun la esperaba este cliente al que llamaremos Jose.
Fabiola estaba sorprendida, odiaba atender a dos clientes a la vez, y especialmente ahora que moria por comer la comida, que Rosa debio haberle dejado preparada.


Fabiola

Disculpa la demora, es que estaba ocupada.


Jose.

No,...No hay problema.


Fabiola.

Te molestaria esperar un poco mas para que te atienda. Es que tengo hambre y necesitaria disponer de mi boca un ratito mas.


Jose.

No,... en realidad no va a ser necesario...


Fabiola.

¿Pero que te pasa, te veo como asustado?


Jose.

Nada, es que quiero que me devuelvas la plata.


Fabiola.

!Pero Jose! Ya sabes que la plata no se devuelve bajo ninguna circunstancia.


Nuevo hombre que la tiene por detras

!Mucha charla...!


Jose.

Es que creo que perdi mi capacidad de tener erecciones.


Fabiola.

!Pero dejá de decir boludeces! !Si sos un toro!


Jose.

Pero...


Fabiola

Pero nada., espera que coma algo y estoy con vos.

(A hombre que la tiene por detras)

Seguime.


Fabiola va a la cocina, y abre la heladera para finalmente encontrar la cena que Rosa le dejó. Al ver, ese exuberante plato de fideos con tuco, por alguna razón decidio no comerlos. Le parecian atractivos los fideos, de hecho tenia la idea de que serian terriblemente sabrosos. Mas bien su desconfianza radicaba en el tuco. No era que pensara en que este estuviese envenenado, o que los tomates estuvieran pasados. Fabiola en realidad, se preguntaba si el tuco, tenia ingredientes acordes, a los que clasicamente conforman un tuco. Fabiola, en si temia la posible venganza de Rosa. Así, que guardo el plato, para darselo de comer al dia siguiente a Rosa, como hacia con todos los demás alimentos que le sobraban. Se decidio a pedir por telefono unas empanadas.

Con su mano izquierda levanto el telefono al tiempo que con la derecha intento animar el miembro de Jose, enseguida se dio cuenta que estaba muerto... El telefono.... Y si, tambien el miebro de José. mientras que miembro de Hombre que la tiene por detras parece que jamás morira.


Fabiola determina, que la inexistencia de tono de telefono, forma parte de la venganza de Rosa, esta noche sabe que no cenara, así que decide hacer un ultimo intento con Jose, mas no sea para llevarse algo caliente a la boca antes de irse a dormir. Es inutil, el asunto de José esta tieso, y no tieso de duro, sino tieso de frio. Su antes viril miembro, esta ahora entumecido, empequeñecido. Es un miembro tan timido, que su longitud parece la de una vagina.


Fabiola.

¿Que es lo que te pasa?


Jose.

(Estallando en sollozos)

Es que vi algo horrible.


Fabiola.

Pero, que es lo tan terrible que viste...


Jose.

Cuando llegue, golpee la puerta,... Y en vez de atenderme vos.... Me atendio Rosa.


Fabiola.

¿Y...?


José-

!Estaba denuda!


Fabiola.

Entiendo...Tal vez a vos, si tenga que devolverte el dinero.




2 comentarios:

Santiago dijo...

Estuve leyendo esta trilogía y quedé impactado con la fuerza de esa mujer, jaja!
Tomaría alguna especie de viagra que le daba tanto aguante?

Muy buen post, jaja!!

Un abrazo.

Ezequiel dijo...

¿Que haces, macho de Bera?
Solo ficcíon nomás. Los romanos experimentaron y creo que una mujer tarda algo así como 10 horas corridad hasta perder la razón para no recuperarla jamás.
Esta todo basodo en ina mujer al que el sexo le es indiferente, o al menos el pago.
¿Que hacen este finde? No le dije nada a mi mujer porque se me acaba de ocurrir, pero estaria dispuesto a cocinarles.